Poco a poco, Mario hace suya la tarea (rutina) de regar las plantas y las palabras adquieren sentido: “esta” planta, la “otra” planta, “más” agua.
Sorprende la facilidad para hacer tareas como: relacionar, asociar (imágenes, colores, formas, tamaños,…), seriación, discriminación.
Para evitar los berrinches a la hora de hacer actividades, le anticipamos lo que va hacer y dejamos para el final la tarea que más le gusta.
A veces resulta complicado entendernos. Un día pretendí jugar a rodar pelotas pequeñas sobre la mesa y como respuesta Mario se puso a llorar, se frotaba los ojos y gritaba. Me desconcertó, mejor dicho, ambos estábamos desconcertados.
No sabía qué hacer, la situación nos angustiaba a los dos.
Comienzo a jugar sin invitarlo a participar. Hago rodar una pelota, corro al otro extremo de la mesa, la devuelvo, … y así varias veces.
Mario deja de llorar y toma la iniciativa de ponerse en uno de los extremos y devolverme la pelota. Luego jugamos con varias pelotas a la vez.
Era fácil deducir que Mario se había enfadado porque "no comprendía" lo que se esperaba de él. Necesitaba ayuda para comunicarse, quizá era el momento de introducir un sistema aumentativo de comunicación.
Los primeros pictos que utilizamos son los relacionados con el baño.
También trabajamos con fotografías que nos han facilitado sus padres.
Tenemos un pequeño supermercado para que Mario pueda hacer la compra y desarrolle la capacidad de elección.
Le gusta jugar con un muñeco, acercarse y decir: ¡calle!, entonces yo le canto “¡que contenta estoy, a la calle me voy!” , se rie y otra vez a repetir calle para que le cante.
Está aprendiendo la funcionalidad de las palabras, que son un medio para lograr lo que desea.
El guiñol le ayuda a comunicarse y a interactuar. Gracias a él descubrió que nombrando personajes pueden aparecer detrás de las cortinas y además hacen cosas divertidas.
Hoy, cuando entré en el aula de Infantil, me enseñó el trabajo diciéndo: ¡mira profe!.
Está aprendiendo de los otros niños.