domingo, 21 de noviembre de 2010

TITO VA DE EXCURSIÓN

Continuamos con las aventuras de Tito. Educación Vial.

sábado, 20 de noviembre de 2010

DIARIO DE MARIO (2). Juego simbólico.

2.- En el diario de Mario.



Las rabietas de Mario eran frecuentes. A veces daba la impresión de que nos estaba retando, esperando nuestra reacción, como si de un juego se tratara.

Transcurrido el primer mes de escolarización - ya había estado un curso en otro centro - se consideró que podría recibir sesiones individuales en el aula de PT para trabajar distintos aspectos: comunicación, autonomía, etc… , entendiendo por sesiones tiempos que oscilaban entre 15 y 40 minutos, siempre flexibles y dependiendo de cómo se encontrara el niño ese día. Hablando de tiempo, curiosamente funcionaba como un reloj. Anticipaba puntualmente el cambio de espacios o de actividad y no precisaba de marcadores externos que lo indicaran.

El primer día Mario me acompañó al aula de PT sin problema. El segundo día precisamos que le acompañasen los niños del aula y en días sucesivos utilizamos un perrito de peluche como acompañante. Pero pronto manifestó su disconformidad cogiendo el peluche, metiéndolo en una bolsa y sentándose sobre él. Estaba claro que salir del aula no le seducía, lo que realmente quería era estar con los niños en clase.

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Realizamos juego simbólico utilizando, entre otras cosas, un cochecito de muñecos. Un día, al cochecito se le cayó una rueda, Mario no sabía qué hacer. Esperé un momento y para que no se frustrara le dije “ayúdame”. Cogí su mano, la llevé a la rueda y la colocamos en el eje. Seguimos el paseo y la rueda volvió a soltarse; le repetí “ayúdame” y la misma acción anterior, continuamos … varias veces … y la rueda se soltó de nuevo, pero entonces no dije ni hice nada. Mario esperó un poco. Creo que en ese momento pensaba: “esta tía es tonta, no dice “ayúdame”, no me coge la mano”. ¡Pobre Mario! ¡Qué difíciles somos las personas!. Al ratito fue él quien dijo AYÚDAME y le ayudé. En ese momento el corazón te late muy rápido porque la emoción es fuerte.

Posteriormente Mario lo generalizó a otras situaciones en las que precisó ayuda

martes, 9 de noviembre de 2010

COMUNICACIÓN. Inicio

Debido al interés mostrado por profes de PT y AL en relación a "como iniciar la comunicación" en niños con autismo, os voy a comentar brevemente la experiencia con un niño, como siempre digo "por si vale... para otros casos".

La experiencia se desarrolla en un aula de Educación Infantil.
Mario (nombre ficticio)es un niño inquieto, lenguaje oral muy reducido, por supuesto desconoce la funcionalidad de los objetos (carencia de juego simbólico) que tenemos en el aula, por lo que muchos juguetes salen disparados por las ventanas y si le interesa alguno en particular como por ejemplo un caballo de madera para balancearse, aparta como sea al niño que esté en él y se monta, no permanece sentado en su silla más alla de unos segundos, no le gusta el cambio de rutinas, es hipersensible a los ruidos... Nos trae un poco de cabeza porque es tan inquieto que no podemos sacarle los ojos de encima. En los recreos siempre estábamos dos profes pendientes (no teníamos cuidadora).


Lo primero que nos planteamos es una entrevista informal con los padres de Mario para intentar saber cosas de su personalidad, intereses, preferencias, alimentos, ... y por esta charla, entre otras cosas, supimos que a Mario le gustaban los sugus de color rojo, solamente rojos. Hay que decir que presenta problemas alimentarios.
Aquí quiero aclarar, en contra de lo que algunos educadores comentan, que no son niños mal criados, es que hay determinados alimentos que les resulta "imposible" tomarlos y el obligarles significa transgredir el respeto a los derechos personales del niño. Nuestra ignorancia es muy peligrosa, deberíamos escuchar más a los que tienen experiencia y las modificaciones en sus hábitos hay que hacerlas despacio, programándolas adecuadamente y tener infinita paciencia.

Tras la conversación con los padres la profe de Educación Infantil y yo pensamos en comprar sugus para el aula. Intentar que cogiera alguno que no fuera rojo fue misión imposible.

Observamos que le gustaba estar con el grupo clase aunque no interactuaba y por supuesto, como los demás niños, cogia los caramelos rojos de la bolsa.

En un tercer paso nos propusimos que hiciera una petición, para ello lon niños se ponían en fila y nos tenían que pedir el caramelo que teníamos en la palma de la mano diciendo: "DAME UN SUGU" o "DAME UN CARAMELO". Al principio resultó un poco difícil porque no guardaba turno y pretendía apoderarse de lo que le gustaba ¡quién no!. Poco a poco fue viendo que los compañeros obtenían lo que querían si se ponían en fila y lo pedían (varias veces hubo que apartarlo para que hiciera como los demás). Y...... a poco infarto, porque el momento era más que emocionante, vemos después de varios intentos que Mario se pone al final de la fila, guarda su turno, se sitúa delante de mí y con sus medias palabras, que por supuesto aceptamos, solicita el sugu rojo. ¡Es un momento para vivirlo!

A día de hoy, Mario y yo podemos hablar por teléfono.